Las cosas negativas no son, por previsibles que hayan sido, menos desagradables cuando finalmente se producen. Sabiendo que pueden pasar uno se prepara mejor para recibirlas y, de alguna manera, amortigua el impacto y reduce sus efectos. Pero sólo los reduce, no los evita.
La espera de la que hablaba al final del texto anterior llegó a su final; se hizo larga, demasiado larga, e incierta. El sábado, después de terminar la transmisión en vivo de los partidos –en mi caso, Hertha Berlín 0 – Schalke 04 0- nos dieron la certeza de que la gente que maneja la difusión internacional de la Bundesliga había decidido prescindir de los relatos en español y, con eso, se termina esta etapa de trabajo en Köln para los tres periodistas que desempeñamos esta tarea; y para mí, por mi situación de inmigrante no comunitario, también llega a su fin este período de experiencia europea. Explicaré el proceso que derivó en este epílogo.
Por estas cosas de los meganegocios que uno nunca llega a entender, fundamentalmente porque no hace el intento, la renegociación de los derechos de difusión del fútbol alemán para América Latina trajo como consecuencia que la empresa norteamericana -de propietarios uruguayos- GolTV se convirtiera en la exclusiva propietaria de esos derechos para toda América, con excepción de Brasil. Esta compañía tiene a sus propios periodistas, a los que encarga la tarea de los relatos de los partidos del fútbol de Alemania y de algunos países más. Hasta el final de esta temporada alternaba el trabajo de su gente con el nuestro, cosa que no sucederá desde el comienzo del campeonato 2009-2010.
Hay razones que pueden hacer entendible esta decisión. Una de ellas, es que la modalidad de transmisión en nuestros países involucra a dos personas, un relator y un comentarista. Nosotros, en cambio, lo hacemos solos, de la misma forma que en Alemania están acostumbrados a ver el fútbol por televisión. Otro motivo, quizás el principal, sea que en el tira y afloje de la negociación la empresa haya intentado reducir el precio de compra de los derechos. Los alemanes, interesados en mantener la presencia de la Bundesliga en la consideración del público latinoamericano, accedieron a bajar el canon a cambio de la eliminación del costo, mínimo en el volumen de la inversión que demanda la estructura montada hace tres años, de los relatos en castellano. Pero uno de nuestros compañeros ingleses, Alan Fountain, tiene una visión particular del tema. Este fanático de Manchester United y del rugby dice que los alemanes cometen un error estratégico por poco dinero, ya que si la intención es que el fútbol alemán y Alemania sean más familiares para los latinos, nada aportará a esa causa que desde el lugar de origen no salga información generada por periodistas que están en permanente contacto con la información, ya sea por su posibilidad de leer y escuchar alemán como por la de estar empapados de la realidad del país en el que se lleva a cabo la liga que tienen la intención de masificar. Alan sostiene, con razón, que aunque no se retransmita nuestro audio éste puede servir de información para quienes sean designados para comentar los partidos; y digo que tiene razón porque alguna vez, estando en Uruguay, pude ver una transmisión hecha por los periodistas de GolTV que están en Miami y pude advertir el enorme esfuerzo que tuvieron que hacer para llevar adelante un partido que no ofrecía ningún relieve y sin mucho más para decir que lo que se veía en pantalla, lo que los llevaba a caer en errores e imprecisiones de variado tenor, cuando no en tonterías lisas y llanas; y esto no es culpa exclusiva de los relatores, ya que ellos deben tener varias ligas y torneos internacionales que atender y ocuparse minuciosamente de cada una de esas competencias les resultaría físicamente imposible, más allá de las inquietudes que cada uno tenga o no por intentar ser un poco mejor.
Esta es la última semana completa de mi presente etapa en Alemania. No daré por seguro que volveré, aunque ese sea mi ferviente deseo. No lo haré porque soy enemigo del fundamentalismo optimista, ese con el que mucha gente con la mejor intención y enorme –quizás inmerecido- cariño hacia mí me decía que “todo va a salir bien” o “vas a ver que te vas a quedar” sin poder sostener ese pronóstico, que sinceramente y tanto les agradezco, con un solo elemento racional. No lo haré porque la concreción de ese deseo depende también de variables que están completamente fuera de mi alcance. En dos años y algo más de trabajo no recibí ninguna queja y sí algunos elogios para mi desempeño; así todo, la reunión del próximo sábado de todo el equipo para despedir a la temporada también servirá para decirnos adiós a nosotros.
Pero no es para dramatizar. Con esta oportunidad caída, volveré a Buenos Aires. Allí está mi trabajo esperándome, ya que la gente de radio Continental, gracias a la imprescindible e incomparablemente generosa gestión de Víctor Hugo, me otorgó un segundo período de licencia sin goce de sueldo para cumplir con esta temporada de la Bundesliga, aun cuando la ley no los obligaba a hacerlo.
Pero lo más importante es que allá están los que quiero. Mis padres, dos grandes. Mis hermanos con sus respectivas familias y mis sobrinos, los más increíbles regalos que me dio la vida a falta –todavía- de hijos propios. Cuando llegue a Ezeiza y me tire encima a Ian y a Camila me invadirá, mientras esté besándolos y abrazándolos sin parar, la sensación de que todo lo que acaban de leer no tiene mayor importancia.
La espera de la que hablaba al final del texto anterior llegó a su final; se hizo larga, demasiado larga, e incierta. El sábado, después de terminar la transmisión en vivo de los partidos –en mi caso, Hertha Berlín 0 – Schalke 04 0- nos dieron la certeza de que la gente que maneja la difusión internacional de la Bundesliga había decidido prescindir de los relatos en español y, con eso, se termina esta etapa de trabajo en Köln para los tres periodistas que desempeñamos esta tarea; y para mí, por mi situación de inmigrante no comunitario, también llega a su fin este período de experiencia europea. Explicaré el proceso que derivó en este epílogo.
Por estas cosas de los meganegocios que uno nunca llega a entender, fundamentalmente porque no hace el intento, la renegociación de los derechos de difusión del fútbol alemán para América Latina trajo como consecuencia que la empresa norteamericana -de propietarios uruguayos- GolTV se convirtiera en la exclusiva propietaria de esos derechos para toda América, con excepción de Brasil. Esta compañía tiene a sus propios periodistas, a los que encarga la tarea de los relatos de los partidos del fútbol de Alemania y de algunos países más. Hasta el final de esta temporada alternaba el trabajo de su gente con el nuestro, cosa que no sucederá desde el comienzo del campeonato 2009-2010.
Hay razones que pueden hacer entendible esta decisión. Una de ellas, es que la modalidad de transmisión en nuestros países involucra a dos personas, un relator y un comentarista. Nosotros, en cambio, lo hacemos solos, de la misma forma que en Alemania están acostumbrados a ver el fútbol por televisión. Otro motivo, quizás el principal, sea que en el tira y afloje de la negociación la empresa haya intentado reducir el precio de compra de los derechos. Los alemanes, interesados en mantener la presencia de la Bundesliga en la consideración del público latinoamericano, accedieron a bajar el canon a cambio de la eliminación del costo, mínimo en el volumen de la inversión que demanda la estructura montada hace tres años, de los relatos en castellano. Pero uno de nuestros compañeros ingleses, Alan Fountain, tiene una visión particular del tema. Este fanático de Manchester United y del rugby dice que los alemanes cometen un error estratégico por poco dinero, ya que si la intención es que el fútbol alemán y Alemania sean más familiares para los latinos, nada aportará a esa causa que desde el lugar de origen no salga información generada por periodistas que están en permanente contacto con la información, ya sea por su posibilidad de leer y escuchar alemán como por la de estar empapados de la realidad del país en el que se lleva a cabo la liga que tienen la intención de masificar. Alan sostiene, con razón, que aunque no se retransmita nuestro audio éste puede servir de información para quienes sean designados para comentar los partidos; y digo que tiene razón porque alguna vez, estando en Uruguay, pude ver una transmisión hecha por los periodistas de GolTV que están en Miami y pude advertir el enorme esfuerzo que tuvieron que hacer para llevar adelante un partido que no ofrecía ningún relieve y sin mucho más para decir que lo que se veía en pantalla, lo que los llevaba a caer en errores e imprecisiones de variado tenor, cuando no en tonterías lisas y llanas; y esto no es culpa exclusiva de los relatores, ya que ellos deben tener varias ligas y torneos internacionales que atender y ocuparse minuciosamente de cada una de esas competencias les resultaría físicamente imposible, más allá de las inquietudes que cada uno tenga o no por intentar ser un poco mejor.
Esta es la última semana completa de mi presente etapa en Alemania. No daré por seguro que volveré, aunque ese sea mi ferviente deseo. No lo haré porque soy enemigo del fundamentalismo optimista, ese con el que mucha gente con la mejor intención y enorme –quizás inmerecido- cariño hacia mí me decía que “todo va a salir bien” o “vas a ver que te vas a quedar” sin poder sostener ese pronóstico, que sinceramente y tanto les agradezco, con un solo elemento racional. No lo haré porque la concreción de ese deseo depende también de variables que están completamente fuera de mi alcance. En dos años y algo más de trabajo no recibí ninguna queja y sí algunos elogios para mi desempeño; así todo, la reunión del próximo sábado de todo el equipo para despedir a la temporada también servirá para decirnos adiós a nosotros.
Pero no es para dramatizar. Con esta oportunidad caída, volveré a Buenos Aires. Allí está mi trabajo esperándome, ya que la gente de radio Continental, gracias a la imprescindible e incomparablemente generosa gestión de Víctor Hugo, me otorgó un segundo período de licencia sin goce de sueldo para cumplir con esta temporada de la Bundesliga, aun cuando la ley no los obligaba a hacerlo.
Pero lo más importante es que allá están los que quiero. Mis padres, dos grandes. Mis hermanos con sus respectivas familias y mis sobrinos, los más increíbles regalos que me dio la vida a falta –todavía- de hijos propios. Cuando llegue a Ezeiza y me tire encima a Ian y a Camila me invadirá, mientras esté besándolos y abrazándolos sin parar, la sensación de que todo lo que acaban de leer no tiene mayor importancia.