lunes, 14 de abril de 2008

Un año no es nada

El jueves se cumplieron doce meses de mi primera llegada a Köln. Cuando salí de Ezeiza, el 9 de abril de 2007, los interrogantes y dudas que traía conmigo pesaban tanto como las valijas. En aquella oportunidad venía a cumplir con un período de prueba para mi actual trabajo que duraría un mes y medio. Pero el experimento no iba a ser solamente laboral, sino que también debía evaluar, nada menos, si podría adaptarme a la vida en este país tan distinto del nuestro en casi todo.
Pasado el primer año puedo decir que nunca terminaré de felicitarme por tomar esta posibilidad que empezó a gestarse en agosto de 2006, a poco de haber vuelto a la Argentina tras el trabajo en el Mundial que se jugó en este país. En aquellos tiempos, en los que el presidente de la FIFA hablaba de organizar la Copa del Mundo cada tres años, nosotros decíamos que apoyaríamos esa loca idea sólo si nos prometían que las harían todas en Alemania. Vivimos una etapa inolvidable en la cual, además de trabajar jornadas interminables haciendo lo que amamos, con algunos anudamos definitivamente un lazo amistoso que ya excede la cotidianeidad de la actividad en común y que sobrevive a la distancia. Cuando terminó mi participación, casualmente con la de la Selección Argentina en aquel torneo, me fui de Alemania con un intenso deseo de volver; y esa sensación la compartimos con varios de mis compañeros del equipo de radio Continental. Aun con ese intenso deseo que mencioné, jamás imaginé que se presentaría algo como esto.
El 28 de agosto de 2006, mi querida compañera Fabiana Segovia me reenvió un correo que a su vez le había hecho llegar Víctor Hugo. A él le había escrito un señor llamado Ernesto Aramayo -mi jefe hoy- que le solicitaba referencias para encontrar un “periodista y relator profesional de fútbol” para integrarse a un equipo que ya contaba con un venezolano, un mexicano y un peruano. En los días siguientes llegaría un DVD con la imagen de un partido y la información pertinente para poder grabar una prueba. Después supe que el primer elegido fue mi gran amigo Matías Canillán, que desechó la posibilidad de plano ni bien supo que debería dejar la Argentina en caso de aceptar. Con esta negativa, Fabiana tuvo presente mis años de estudio de alemán en el tiempo que precedió al Mundial y pensó que podría ser un buen candidato, por lo que me recomendó escribirle a Aramayo, cosa que hice inmediatamente. La respuesta llegó a los pocos días y así empezó a gestarse todo esto.
Me llevó tiempo poder grabar la prueba y no pude enviarla antes de febrero de 2007, cuando Ernesto viajó a la Argentina y tuvimos nuestra primera entrevista. Fue en la radio, un mediodía caluroso. Le di la muestra que me ayudó a grabar Jorge Falcone, compañero operador en Continental. Sin haberla visto, Aramayo me propuso viajar a Köln en abril, quedarme un mes y medio durante las últimas cinco fechas de la temporada y hacer una evaluación in situ que tendría una doble utilidad: ellos podrían saber si habían encontrado al indicado y yo podría testear cómo me adaptaba a la vida en Alemania.
Aquella etapa, para la cual recibí el apoyo incondicional de la gente del equipo Competencia y la colaboración de la dirección de radio Continental, no fue fácil. Aunque al momento de volar a Köln tenía casi diecisiete años de radio a todo nivel, nunca había relatado y menos aún solo, como se estila acá. Llegué sin conocer, en muchos casos, ni los colores de las camisetas de varios de los clubes; así que podrán imaginarse que menos todavía a los jugadores, salvo a algunas estrellas. En los primeros partidos, mi ahora amigo Roberto, hijo de Ernesto, era mis ojos. Se sentaba a mi lado durante los relatos y con una birome me señalaba en mi papel quién era el que tenía la pelota para que yo lo nombrara. Para los segundos tiempos ya los aprendía, pero ante cada transmisión había que repetir el proceso; y ni hablar de las rutinas de los resúmenes, que me dieron muchos dolores de cabeza hasta que me familiaricé con ellas. El primer resultado me ayudó; Schalke 04 le ganó 3 a 0 a Mainz y hubo un detalle que rápidamente jugó a mi favor. Les gustó mucho el grito de gol a lo argentino, estirando la “o” tanto como me lo permitiera el aire. Tuve que “estudiar” mucho sobre la actualidad de la Bundesliga, para lo que mi memoria fue una aliada imprescindible, tanto como lo fue la ayuda de mi compañero venezolano, Mariano Ramírez. Fue enormemente generoso en su colaboración, ya que además de orientarme en los pasos iniciales de una actividad en la que él ya llevaba casi una temporada era el encargado de traducirme lo mucho que no entendía en alemán de las reuniones de producción. Ojalá algún día pueda terminar de agradecerle. También me trataron maravillosamente todos los alemanes con los que me toca trabajar cada fin de semana, que con la mejor predisposición me ofrecían hablar en inglés en el caso de que me costara entender lo que me decían en la lengua de Goethe.
A pesar de estar solo y con los que más quiero, especialmente mis sobrinos, Camila e Ian, lejos, los seguidores de estos relatos saben que hoy me siento afirmado y disfruto mucho de mi trabajo y de la vida en este lugar. En las semanas venideras hablaremos con todas las partes involucradas sobre una eventual prórroga de mi contrato para relatar los partidos de la Bundesliga por una temporada más. Será una decisión compleja, sin dudas. No puedo negar que la Argentina todavía tira; pero también empuja.

6 comentarios:

Andrea G. dijo...

Hola.Varias cosas, una es que me alegra haber encontrado tu blog, otra es que todo me hace suponer que en lo que reste de tu estadía allá todo lo que escribas me hará llorar!!(nunca fueron mi fuerte las despedidas),y por último, buen remate el de esta, tu última entrada. Es fuerte la imagen de un país que te "tira" y a la vez te "empuja"...
un beso Andrea

Fernando Salceda dijo...

Gracias por tus visitas y tus comentarios, Andrea.
No sé cómo encontraste el blog, pero me alegra que lo hayas hecho.
Me queda un mes acá en esta etapa, así que no es mucho lo que vas a llorar en el caso de que lo que escriba te produzca ese efecto.

Un beso y gracias otra vez.

Andrea G. dijo...

Fernando, tengo el "vicio" de escuchar a la barra de VH (me alivia en la diaria encontrarme al menos por un rato con personas que me ayuden a pensar un poco), y allí tus compañeros te quieren mucho, así que siempre alguien te evoca y la otra vez comentaron algo de este blog...pues así es como llegué aquí.
Por lo de llorar no te preocupes mucho, para todas las que tenemos sangre italiana sufrir no está nada mal!!!jaja
un beso Andre

Anónimo dijo...

No creo haber leído nota alguna con un remate mejor que este, es sencillamente EXCELENTE.
Abrazo

Anónimo dijo...

No puedo creer que estés trabajando en Alemania!!! Grande Salceda!! Desde California, Raúl Ayrala. Saludos.

Fernando Salceda dijo...

¡¡Tanto tiempo, Raúl!! ¡¡Qué sorpresa!!
Mandame una dirección de mail para ubicarte o escribime acá: fernandosalceda@gmail.com

Gran abrazo y gracias por escribir.

Fernando