El viaje a Italia para las fiestas fue una gran experiencia. Siempre estaré agradecido a la invitación de Mauricio y al trato que él y su novia, Roxana, me dieron durante mis diez días con ellos. Fueron extremadamente cálidos; tanto como no lo fue el clima, lógicamente frío en esta época del año y, salvo en un par de ocasiones, bastante lluvioso.
El viernes 2 emprendí el regreso. Los alrededores del aeropuerto de Hahn, el mismo del cual había partido, mostraban una buena cantidad de nieve; al llegar a Köln noté con algo de alivio que no había nevado y se lo comenté al taxista que me llevó desde el Hauptbahnhof hasta casa; él me dijo que no pasaría mucho tiempo sin nieve si el clima seguía tan frío; y tuvo razón, porque el lunes la ciudad amaneció cubierta por un manto blanco de unos cuantos centímetros de espesor. Hermoso para la vista, pero con un montón de dificultades para los movimientos diarios. La temperatura se mantuvo debajo de cero hasta el lunes pasado, el 12; y aunque no nevó más desde la madrugada del lunes 5, la nieve y el hielo de calles y veredas no se derretían. Los ciclistas debían andar con más cuidado que nunca, porque el piso estaba muy resbaladizo y no fueron pocos los que aterrizaron forzosamente o estuvieron a punto de hacerlo. Los peatones también debíamos extremar el cuidado, porque eran muy frecuentes los resbalones que podían derivar en lesiones musculares o, especialmente, articulares serias.
Por mi inexperiencia ante este tipo de situaciones, opté por reducir al mínimo mis salidas, limitándolas a lo imprescindible. Compras para la comida diaria y alguna otra necesidad que surgiera en el momento y, obviamente, la asistencia al fútbol de los viernes; pero nada de paseos, ya que además había vuelto de Roma con anginas y el frío exterior atentaría contra mi recuperación. Pero fue mucha la gente que decidió quedarse en casa mientras no urgiera alguna salida, ya que era muy fácil notar de qué forma disminuyó el movimiento de personas en esta semana de fríos casi extremos. Todo esto cayó justo cuando, como consecuencia del conflicto del que se habló en todo el mundo, los rusos cortaron el flujo de gas a casi toda Europa. Según se publicó en algunos medios, los alemanes tenían almacenadas reservas para tres meses sin bombeo, pero otros países tuvieron serios problemas energéticos derivados de la falta del fluido que proviene desde el extremo oriental del continente.
Acá también aumentó el transporte público en los primeros días del año. El boleto mínimo para viajar en tranvía u ómnibus, el Kurzstrecke (tramo corto), pasó de 1,50 a 1,60; con eso se pueden recorrer cuatro estaciones –sin contar la de partida, y una distancia similar en colectivo. Lo que vendría a ser la segunda sección, la 1A o 1B, habilita a trasladarse a cualquier punto de la ciudad por cualquier medio o combinándolos; antes costaba 2,30 y ahora cuesta 2,40. Se puede comprar cuatro viajes, lo que reduce el costo de cada uno; en este último caso, al subir al medio elegido se timbra uno de los boletos y éste tiene una validez de una hora y media desde ese momento; es decir, uno puede bajarse, hacer alguna cosa y volver a subir para continuar hacia delante o cambiando de dirección dentro del lapso permitido, pero no se puede usar el mismo boleto para regresar al punto de partida. Se puede comprar los boletos arriba de los trenes o en las estaciones y en bocas de expendio en lugares clave y en todas las instancias se puede pagar con tarjeta de débito. Los precios varían hacia arriba si uno lleva la bicicleta y uno puede optar, también, por un abono mensual del tipo de tarifa que corresponde al uso que le da al transporte público de Köln que, como ya dije, tiene un altísimo porcentaje de puntualidad en relación con la planificación que se puede encontrar en cualquier estación o parada o en la página de internet del KVB (Kölner Verkehrs-Betriebe).
Otra situación inédita fue la de pasar solo mi cumpleaños, el número treinta y nueve, el sábado 10. Fue la primera vez que no estuve con mi familia para esta fecha, a la que por el número que les detallé antes cada vez le presto menos atención. Por el frío intenso que hacía decidí quedarme en casa y recibí una gran cantidad de saludos, la mayoría de ellos telefónicos o vía internet; y como creo que suele pasarnos a todos cada año, uno se sorprende por quiénes se acuerdan y lo llaman, como así también lo hace por quienes por cualquier motivo no han hecho llegar su salutación. De todas formas, no es algo que, en mi caso, modifique sustancialmente mi concepto de la gente. No me enojaría con nadie porque no recuerda mi cumpleaños, ni tampoco porque no llamó o escribió aun habiéndolo tenido presente.
Todavía quedan unos cuantos días hasta la reanudación de la Bundesliga y la vuelta al trabajo. Recién el 31 de este mes tengo que relatar mi próximo partido. En las semanas venideras también podremos saber si esta posibilidad laboral que me tiene tan a gusto en Alemania se extiende, al menos, por cuatro años más. Esto depende de la licitación de los derechos del fútbol alemán; el contrato vigente caduca en mayo, con el fin de la temporada en curso. Cuatro años es un lapso que permite otra planificación; si se presenta la oportunidad de seguir habrá que repetir el ciclo de los años anteriores: el de los análisis, las charlas y, obviamente, las negociaciones.
Pero ya habrá tiempo para definir eso.
El viernes 2 emprendí el regreso. Los alrededores del aeropuerto de Hahn, el mismo del cual había partido, mostraban una buena cantidad de nieve; al llegar a Köln noté con algo de alivio que no había nevado y se lo comenté al taxista que me llevó desde el Hauptbahnhof hasta casa; él me dijo que no pasaría mucho tiempo sin nieve si el clima seguía tan frío; y tuvo razón, porque el lunes la ciudad amaneció cubierta por un manto blanco de unos cuantos centímetros de espesor. Hermoso para la vista, pero con un montón de dificultades para los movimientos diarios. La temperatura se mantuvo debajo de cero hasta el lunes pasado, el 12; y aunque no nevó más desde la madrugada del lunes 5, la nieve y el hielo de calles y veredas no se derretían. Los ciclistas debían andar con más cuidado que nunca, porque el piso estaba muy resbaladizo y no fueron pocos los que aterrizaron forzosamente o estuvieron a punto de hacerlo. Los peatones también debíamos extremar el cuidado, porque eran muy frecuentes los resbalones que podían derivar en lesiones musculares o, especialmente, articulares serias.
Por mi inexperiencia ante este tipo de situaciones, opté por reducir al mínimo mis salidas, limitándolas a lo imprescindible. Compras para la comida diaria y alguna otra necesidad que surgiera en el momento y, obviamente, la asistencia al fútbol de los viernes; pero nada de paseos, ya que además había vuelto de Roma con anginas y el frío exterior atentaría contra mi recuperación. Pero fue mucha la gente que decidió quedarse en casa mientras no urgiera alguna salida, ya que era muy fácil notar de qué forma disminuyó el movimiento de personas en esta semana de fríos casi extremos. Todo esto cayó justo cuando, como consecuencia del conflicto del que se habló en todo el mundo, los rusos cortaron el flujo de gas a casi toda Europa. Según se publicó en algunos medios, los alemanes tenían almacenadas reservas para tres meses sin bombeo, pero otros países tuvieron serios problemas energéticos derivados de la falta del fluido que proviene desde el extremo oriental del continente.
Acá también aumentó el transporte público en los primeros días del año. El boleto mínimo para viajar en tranvía u ómnibus, el Kurzstrecke (tramo corto), pasó de 1,50 a 1,60; con eso se pueden recorrer cuatro estaciones –sin contar la de partida, y una distancia similar en colectivo. Lo que vendría a ser la segunda sección, la 1A o 1B, habilita a trasladarse a cualquier punto de la ciudad por cualquier medio o combinándolos; antes costaba 2,30 y ahora cuesta 2,40. Se puede comprar cuatro viajes, lo que reduce el costo de cada uno; en este último caso, al subir al medio elegido se timbra uno de los boletos y éste tiene una validez de una hora y media desde ese momento; es decir, uno puede bajarse, hacer alguna cosa y volver a subir para continuar hacia delante o cambiando de dirección dentro del lapso permitido, pero no se puede usar el mismo boleto para regresar al punto de partida. Se puede comprar los boletos arriba de los trenes o en las estaciones y en bocas de expendio en lugares clave y en todas las instancias se puede pagar con tarjeta de débito. Los precios varían hacia arriba si uno lleva la bicicleta y uno puede optar, también, por un abono mensual del tipo de tarifa que corresponde al uso que le da al transporte público de Köln que, como ya dije, tiene un altísimo porcentaje de puntualidad en relación con la planificación que se puede encontrar en cualquier estación o parada o en la página de internet del KVB (Kölner Verkehrs-Betriebe).
Otra situación inédita fue la de pasar solo mi cumpleaños, el número treinta y nueve, el sábado 10. Fue la primera vez que no estuve con mi familia para esta fecha, a la que por el número que les detallé antes cada vez le presto menos atención. Por el frío intenso que hacía decidí quedarme en casa y recibí una gran cantidad de saludos, la mayoría de ellos telefónicos o vía internet; y como creo que suele pasarnos a todos cada año, uno se sorprende por quiénes se acuerdan y lo llaman, como así también lo hace por quienes por cualquier motivo no han hecho llegar su salutación. De todas formas, no es algo que, en mi caso, modifique sustancialmente mi concepto de la gente. No me enojaría con nadie porque no recuerda mi cumpleaños, ni tampoco porque no llamó o escribió aun habiéndolo tenido presente.
Todavía quedan unos cuantos días hasta la reanudación de la Bundesliga y la vuelta al trabajo. Recién el 31 de este mes tengo que relatar mi próximo partido. En las semanas venideras también podremos saber si esta posibilidad laboral que me tiene tan a gusto en Alemania se extiende, al menos, por cuatro años más. Esto depende de la licitación de los derechos del fútbol alemán; el contrato vigente caduca en mayo, con el fin de la temporada en curso. Cuatro años es un lapso que permite otra planificación; si se presenta la oportunidad de seguir habrá que repetir el ciclo de los años anteriores: el de los análisis, las charlas y, obviamente, las negociaciones.
Pero ya habrá tiempo para definir eso.
5 comentarios:
Que será lo que esta pasando con el tiempo? En Roma no quiere dejar de llover, en Argentina preocupa la sequía, y otros tantos siguen tapados por la nieve.
Igual que en Bs,As. las facilidades en el transporte publico, hablando de esto con una amiga que esta en Buenos Aires me decía que se le complicaba juntar las monedas cuando el boleto costaba noventa centavos, imaginate ahora $1.20. Se quejaba mas por la dificultad para conseguir las monedas, que por el aumento! Y para tranquilizarla un poco le cuento como es la situación en Alemania, que en Roma con un boleto de un euro tomo dos colectivos y el tren, y nada mas solo porque no lo necesito, todo esto sin monedas, de mas está decir que mi amiga quedó mucho mas tranquila que antes jajaja
También fueron mis primeras fiestas lejos de mi familia, pero a diferencia de tu día de cumpleaños, yo tuve la suerte de estar muy bien acompañada.
Un beso y vamos por cuatro añitos mas! :)Ro
Fernando es la primera vez que entro a tu blog. Soy periodista deportivo en Argentina y cuando me acordaba de vos me preguntaba como te estará yendo en Alemania. Ahora lo se.
Te mando un abrazo a la distancia, por ahora no nos cruzaremos en el pasillo de San Carlos porque yo entraba a jugar en la cancha que uds dejan los Jueves!!!
Hola, Mariano.
Gracias por tu visita y tu comentario. No cuántos textos leíste, pero en varios de ellos está claro que el Fútbol de los Jueves, con todo lo que él implica, es una de las pocas cosas que Alemania no tiene.
Mandame por mail más detalles, a ver si puedo individualizarte. La dirección es fernandosalceda@gmail.com
Un abrazo y gracias otra vez.
¿Y si para el nuevo contrato de televisación del fútbol lo llaman a Ávila? En lugar de cuatro años, te asegurás veinte.
¡Ah, no sé! Porque del otro lado de la mesa no va a estar Grondona.
Abrazo.
Fernando, ojalá te sean leves los trastornos que el frío tan extremo ocasiona en tu vida diaria.
Respecto de la renovación espero que te salga todo tal cual lo esperás y deseas.
Un gran abrazo.
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